Pausas activas: el secreto de 5 minutos que puede transformar tu jornada laboral

Trabajar muchas horas seguido, sentado frente al computador, en reuniones o con la mirada fija en la pantalla puede cansar mucho más de lo que pensamos.

No solo la espalda protesta; la mente también pide tregua. Las pausas activas no son un lujo: son una herramienta poderosa

para cuidar salud, rendimiento y ánimo.

¿Qué son las pausas activas?

Son momentos cortos durante la jornada laboral en los que dejamos de estar estáticos para movernos un poco: estiramientos, caminatas suaves, ejercicios simples como rotaciones de cuello, hombros, muñecas, piernas, respiraciones profundas… Nada complicado, ni que requiera vestirse especial. Lo importante es interrumpir la rutina sedentaria y activar el cuerpo.

Datos interesantes que lo respaldan

  • En un estudio chileno citado por EMOL, el 67% de los empleados valora las pausas activas como “esenciales” para mantener su rendimiento y bienestar.

  • Pero solo cerca de un tercio de las empresas ofrece programas estructurados para estas pausas, lo que evidencia una brecha clara entre lo que los trabajadores necesitan o desean y lo que se implementa.

  • En países como Paraguay, las instituciones de salud pública recomiendan pausas activas cada 2-3 horas, de 3 a 5 minutos, para los que trabajan sentados.

¿Por qué importan?

  1. Reduce la fatiga física y mental: Estar mucho rato sin moverse genera rigidez muscular, tensión en cuello, espalda, hombros. Una pausa activa ayuda a soltar eso, oxigenar músculos, relajar ojos, relajar mente.

  2. Mejora la concentración y claridad mental: Un par de minutos desconectando un poco permite que al volver te enfoques mejor, cometas menos errores, pienses con mayor frescura.

  3. Prevención de lesiones y enfermedades: Sedentarismo prolongado está vinculado con problemas cardiovasculares, obesidad, hipertensión, enfermedades crónicas, así como malestar musculoesquelético. Las pausas activas ayudan a reducir esos riesgos.

  4. Bienestar psicológico: Sentirse “valorado”, que la empresa se preocupe por tu salud, contribuye a reducir el estrés, mejora el ánimo, mejora también la relación entre compañeros, y disminuye el burnout.

  5. Productividad real: Contrario a lo que algunos creen, moverse un poco no quita tiempo productivo, sino que lo potencia. Personas que hacen pausas estructuradas tienden a rendir mejor, tomar menos descansos largos no planificados, y con menos errores.

¿Cómo implementarlas bien?

  • Duración: idealmente, entre 3-10 minutos por pausa. No hace falta que sea un gimnasio; bastan movimientos simples.

  • Frecuencia: cada 1-2-3 horas, dependiendo del tipo de trabajo. Quienes están mucho rato sentados, cada 1-2 h puede ser ideal.

    Variedad: estiramientos, movilidad articular, ejercicios de respiración, caminar un poco. Alternar posturas. También pensar en pausas grupales, que todos los compañeros participen, lo que ayuda a romper la rutina.

  • Apoyo institucional: que la empresa lo reconozca, genere espacios y cultura para que no se vea como “perder tiempo”, sino como parte del cuidado. Herramientas simples: recordatorios, pausas guiadas, políticas internas.

Un dato de color

Seguro conoces eso de sentir que “las últimas horas de la tarde no se entiende nada”. Bueno: algunas empresas han probado hacer una pausa activa al mediodía – no justo después de comer, sino como transición – y empleados dicen que “la tarde ya no pesa tanto”. Esa sensación de energía renovada parece simple, pero marca una diferencia grande en el ánimo con que se enfrenta el resto del día.

Conclusión

Las pausas activas son un pequeño cambio con un peso gigante. No cuesta mucho tiempo, pero el retorno lo ves en salud, ánimo, concentración y productividad. En Ergo360 consideramos que no hay productividad real si el equipo no está bien.

Integrar pausas activas no es adornar; es construir espacios más humanos, sostenibles y efectivos.

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